Las niñas de hoy en día llevan una princesa moderna dormida en su interior. Por ello, la nueva consigna de Les Belles de Nina es un hashtag que vale para cualquier discurso: #princesslife. Preparadas, listas… ¡A brillar!

Tras Nina y Luna, la saga de Les Belles de Nina se ve sacudida por una recién llegada, princesa de influencia por excelencia. Su nombre: Bella. Adiós a los viejos cuentos de hadas y a las heroínas cursis, las princesas modernas como Bella rompen con los códigos para llenar de nuevo el mundo con su magia. Con ellas nos olvidamos de los dictados, los protocolos y las convenciones. Los zapatos de tacón dan paso a las sneakers, los VTC son las carrozas de estas decididas damiselas. Y la amistad se teje en directo en las redes sociales… #bff

Ahora Les Belles de Nina son una pandilla de princesas ultra-conectadas, que ilustran a la perfección las nuevas musas que las encarnan: Nina es Estella Boersma, Luna es Sonia Ben Ammar y Bella es Barbara Palvin, tres it-girls inmersas en el mundo actual, que entre las tres suman millones de followers.

 

LA FÓRMULA MÁGICA: RUIBARBO Y GELATINA DE ROSA

Bella, o cómo vaporizar magia al mundo, así como un toque de impertinencia.

Floral acidulado vibrante elaborado por las perfumistas Sonia Constant y Louise Turner, este jugo es una delicia sexy con una fuerte personalidad.

¿Su faceta gustativa? Un acorde acidulado de ruibarbo.

La adicción está garantizada gracias al ruibarbo, cuyo sabor sutil y afrutado, ligeramente agridulce, hace que se nos haga la boca agua. Una nota que vuelve aún más irresistible un toque de mandarina verde, fresco e insolente, así como una caricia de vainilla que aporta todo su tacto de terciopelo al acorde y exalta su lado más apetitoso.

Una delicia de espontaneidad e insolencia.

¿Su faceta floral? Un acorde de gelatina de rosa.

Toda la exuberancia de la rosa se extiende en la alianza del aceite de rosa turca y de absoluto de rosa. Uno difunde el fresco aroma de los pétalos recién recogidos, el otro exhala las notas más opulentas y cálidas del corazón de la flor. En filigrana, la freesia aporta a este acorde floral su luminosidad y frescura cristalina, expresión de un romanticismo puramente contemporáneo. En cuanto a los almizcles blancos, suaves y sutiles, aportan una sensación de cachemira sobre la piel desnuda.

Una declaración de sensualidad y feminidad.