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Celebridades: Los fanáticos de los motores

Jay Kay de Jamiroquai, Magnus Walker, Steve McQueen, Ralph Lauren y Patrick Dempsey son solo algunas de las celebridades dueñas de impresionantes autos de marcas como Porsche, Mercedez y Ferrari, entre otros.

Jay Kay

 El vocalista de la banda británica Jamiroquai, cuyo nombre real es Jason Luís Cheetham Kay, es un conocido coleccionista de autos. El amor de Jay Kay por los automóviles comenzó desde muy pequeño, cuando se encontraba en las autopistas de gira con su madre, la cnatante de Jazz Karen Kay. Ella tenía un Triumph Herald 1360, llamado comúnmente un Gerald, y el siempre se encontraba acompañándola en el asiento trasero. En alguna oportunidad en esas giras conocieron a un hombre que tenía un Aston Martin V8 del 73 y Jay Kay asegura que desde ese momento los automóviles fueron lo suyo. El vocalista tiene un fuerte interés por los autos exóticos, y alrededor del 2013 se calculaba que ya había sido dueño de cerca de 70 autos de lujo a lo largo de su vida, en su mayoría autos deportivos. Su amor por los autos fue expresado con el lanzamiento del álbum Travelling Without Moving en donde la portada mostraba una adaptación del logo de Ferrari con el del hombre búfalo, el símbolo que lo identifica.

Tres de sus autos aparecieron en el video de la canción Cosmic Girl mientras que en la canción Black Devil Car el hace un tributo a su Ferrari Enzo negro. En total el es dueño de más de 100 vehiculos, incuyendo lo que denomina autos de staff. Kay compitió también en la carrera Celebrity Challenge en el Silverstone Classic del 2012, ubicado en Northamptonshire en Inglaterra, donde logró el tercer lugar. Debido a su pasión por sacar lo mejor de sus autos compitió también en la edición 2007 de la Gumball 3000 con una Maserati Quattroporte, y el 2010 en la Mille Miglia Storiche con su Maserati AGCS

Su codiciada colección de autos incluye varios Ferraris, entre ellos un Ferrari F40 en color Rosso Corsa, Ferrari 250, Ferrari 550 Maranello, Ferrari F430 Spider, Ferrari Enzo de color negro y un LaFerrari de color verde como el de la bandera italiana que es actualmente el único del mundo en ese color y presentó el 2014 participando en Goodwood Festival of Speed. Además es dueño de un Mercedes-Benz de 1968 que le perteneció a Coco Chanel, también posee uno de los 20 Lamborghini Reventón, fabricados por la marca de Sant’Agata Bolognese y uno de los dos Maserati AGSC Frua que existen en el mundo carrozados por el diseñador italiano Pietro Frua. Destacan además modelos clásicos en el garaje de Jay Kay como el Lamborghini Miura, Porsche 911 Carrera RS, Mercedes-Benz 300 SL Roadster que fue uno de los últimos que se construyeron, Mercedes-Benz SLS AMG, Aston Martin DB4 Cabriolet, Audi Sport Quattro y un BMW 1602 que fue su primer auto.

Magnus Walker

El diseñador de vestuario británico cuyo sobrenombre es Urban Outlaw, tiene más de 25 modelos Porsche, desde los clásicos hasta los mas modernos. Desde los 10 años, cuando su papá lo llevo a Earl’s Court Motorshow en Londres, donde quedó flechado por el Porsche 911 del 77 con rayas rojas y azules. Luego de eso le escribió una carta a Porsche solicitando trabajar en la compañía, Porsche le respondió alentándolo a terminar el colegio y luego aplicar a un trabajo allí. Sin embargo antes de terminar el colegio se involucró con bandas musicales y comenzó a migrar entre un trabajo y otro. En 1986 viajó a Estados Unidos y se instaló alla, siendo su primer trabajo el de instructor de un campamento de verano. Se estableció luego en California con el fin de hacer realidad su sueño americano. Walker no sacó el carnet de conducir hasta los 21 años, en Los Ángeles. Cuatro años después, en 1992, y con su negocio de diseño de vestuario más establecido y habiendo entrado al negocio inmobiliario siempre con la consigna en mente de “Si te gusta, simplemente hazlo”, compró su primer Porsche 911 por 7.500 dólares: un suceso que aún hoy califica de un enorme éxito personal. Fue esa misma consigna la que acabó por encender su pasión coleccionista. Con el paso de los años, a su primer 911 se le fueron sumando docenas de otros ejemplares. Hoy, calcula que deben ser unos 40. La mayoría los encontró muy deteriorados, algunos incluso listos para el desguace, pero con su característica mezcla de espíritu lúdico y estilo propio los transformó en espectaculares piezas únicas. Con cada una de ellas intentó hacer realidad su sueño infantil de restaurar el deportivo perfecto. Sus automóviles no son en modo alguno piezas perfectas, al contrario: a su propietario no le molesta que tengan arañazos en la pintura. Su lema es: “Los coches están para conducirlos”, y hacerlo deja huellas. Pero para él, la pasión por coleccionar también es expresión de curiosidad y de afán investigador. Walker cree fielmente que solo si tiene un ejemplar de cada nivel de desarrollo del 911 podrá comprender toda su evolución. Por eso es más bien raro que revenda uno de sus coches, de hecho otra de sus leyes es “Haz negocios solo con quienes comparten tu pasión” y ha llegado, gracias a esto, a vender uno de sus autos en más de 300.000 dólares.

Comenzó a participar en carreras de autos y a vender sus autos que no eran Porsche enfocando sus esfuerzos en cumplir el reto que se propuso de adquirir un Porsche 911 de cada año entre 1964 cuando se lanzó al mercado hasta el año 1973, cuando se introdujo el Porsche 911 Carrera RS.  Posee una colección de 25 autos restaurados que valen aproximadamente $7.5 millones de dólares y que no se encuentran a la venta. Solo le falta uno para conseguir su objetivo, concretamente el del año 1973. Ha tenido en propiedad en torno a 40 Porsche 911, y él mismo se dedica a restaurarlos en una antigua fábrica de Los Ángeles. Es tan famoso por su trabajo que incluso Hot Wheels eligió cinco modelos inspirados en sus creaciones para reproducir a escala 1:64.

Él, sin embargo, vende mercancía y ofrece servicios de personalización de autos bajo su propio sello, Urban Outlaw. Con una carrera en diseño de moda, no se ajusta a las reglas no escritas de la restauración de autos vintage y se enfoca en convertir cada auto que poseía en una pieza única de arte sin comprometer sus raíces de Porsche. Debido a esto y su aspecto vanguardista, inusual para un amante de Porsche, él pronto atrajo más atención pública y lo conocen como El Cazador de Porsche, un fenómeno en la escena de autos restaurados y customizados, 35 años después de su primera carta escrita a Porsche se convirtió en rostro de algunas campañas de la marca y vocero de la misma.

Ralph Lauren

El diseñador norteamericano posee la colección más cara del mundo con casi 70 modelos de todas las épocas evaluados en 300 millones de dólares. Ralph Lauren empezó su carrera confeccionando corbatas en 1967 y tan solo en 5 años su línea ya se comercializaba en Neiman Marcus y Bloomingdale’s y abriendo su boutique Polo en Beverly Hills Rodeo Drive. No pasó mucho tiempo entre que se convirtió en el icono del estilo de vestir americano y que comenzara con su colección.

Sació su veneración por los autos por primera vez cuando decidió comprar tres modelos con valor histórico. El clásico Mercedes-Benz 280E 4.5 de 1971, el futurista Porsche 930 de 1979 y el refinado Mercedes-Benz 300SL coupé de 1955 con alas de gaviota fueron sus primeras adquisiciones, las piezas que dieron origen a su exclusiva colección.

Confiesa que todas sus adquisiciones han sido emocionales, nunca tan solo inversiones, siempre ha visto los autos como una pieza de arte, arte en movimiento y que mientras sus amigos estaban interesados en las pinturas, el de alguna manera sentía que la verdadera belleza de ser dueño de un auto único y con un diseño magnífico radica en poder usarlo. El cree que puedes mirarlo, disfrutar sus cualidades visuales como con una pintura, pero también puedes subirte y usarlo, lo que significa que disfrutarás el manejo y el ir a alguna parte con el.

Su colección conforma una columna vertebral que ilustra la evolución tecnológica y estética de la industria automotriz, con piezas exclusivas, emblemáticas, exquisitas. Ralph Lauren se considera un admirador de la atemporalidad, y afirma que algunos de los autos de su colección transmiten el mensaje de belleza a través del tiempo. En 2011, cedió parte de su flota a la exposición “El Arte del Automóvil” en el museo parisino Les Arts Decoratifs del Louvre: 17 autos que ordenados cronológicamente exhibieron durante 4 meses la proyección más bella y sensible del mundo del motor en el siglo XX. El Museum of fine Arts de Boston bajo la denominación “Speed, Style and Beauty” también le dedicó un espacio para presumir de la imponente colección de autos del afamado diseñador y exitoso empresario. Por otra parte, Discovery Channel realizó un documental que reforzaba la estrecha vinculación entre el mundo de los autos y su fantasía, devoción y extravagancia. La razón era la misma: develar el recorrido del sector automotriz en el paso de los años.

Es dueño de algunas reliquias como el Bentley 4.5 Blower de 1929 que participó en Le Mans en 1930, 1932 y 1933, de un impresionante Mercedes-Benz SSK Count Trossi de 1930, un Morgan +4 Drop Head Coupe 1955, de un Alfa Romeo 8C 2900 Mille Miglia Spider de 1938, considerado uno de los mejores vehículos de carreras previos a la Segunda Guerra Mundial, un Jaguar XKD Long-Nose de 1955, del que solo se construyeron 10 y se cree que es el coche de carreras más rápido de esa década, alcanzando 190 millas por hora (306 km/h) y un Ford “Woody” Station Wagon 1948. Sin embargo, Ferrari es su marca fetiche, siendo el dueño de el Ferrari 375 Plus de 1954, un Ferrari 250 Testa Rossa del 58, un Ferrari 250 LM de 1964, un Ferrari 250 GTO Berlinetta SWB de 1960 o el Ferrari 250 GTO del 62, y un Ferrari LaFerrari, el primer híbrido de la compañía y el progenitor de una nueva era de motorización que demuestra que no solo posee autos vintages, si no que también aquellos considerados como un hito en la industria automotriz.

La pieza más preciada en su colección de autos es un Bugatti 57SC Atlantic de 1938, que tiene un cuerpo aerodinámico y funciona con un motor de 3,3 litros, sobrecargado. Este auto es uno de los dos en existencia hoy de los cuatro que se construyeron. El otro fue vendido a un museo en California por unos $ 40 millones en 2010, y los expertos creen que si Ralph Lauren vendiera el suyo, lo podría hacer en un precio tan alto como $50 millones de dólares. Lauren cree que es el auto más lindo del mundo. En 1990 ganó el Mejor del Show en Pebble Beach Concours d’Elegance y también ganó el 2012 el Concorso d’Eleganza Villa d’Este, que se cree ampliamente que es la exposición de autos más prestigiosa del mundo.

Entre los modelos más modernos tiene un McLaren F1 Le Mans 1996 que es considerado ultra raro debido a que solo se hicieron cinco de este modelo, un Bugatti Veyron 2006, un Lamborghini Murcielago Super Veloce del 2010, dos Porsche 918 Spyder y dos McLaren P1, los cuatro últimos son superhíbridos y tiene dos de cada uno ya que el manejar es un panorama familiar que comparte con sus hijos y yerno cuando visitan Colorado. Lauren envía sus superhibridos cada vez que va de vacaciones a sus casa de Montauk en East Hampton, Colorado y Jamaica.

43 de sus autos se encuentran exhibidos en un garaje secreto de 3 pisos en el Condado de Westchester, Nueva York, donde los modelos están en perfecto estado de funcionamiento. Lauren los maneja regularmente.

Él y su equipo también restauran muchos de estos autos y les agregan su propio toque. Por ejemplo, comentó a Vanity Fair en 2011 que cambió el color de un Grand Prix Bugatti 1933 type 59 de azul claro a negro. A su Mercedes- Benz Gullwing coupé, le agregó un poco de crema en la pintura plateada tradicional. Quiso restaurarlos como pensó que idealmente deberían ser, consiguió el color y el cuero correcto para convertirlos en la versión ideal de esos modelos.

Patrick Dempsey

En el año 1987 y a los 21 años el actor había terminado de filmar su primera gran película, la comedia romántica Can’t Buy Me Love. Tenia un gran cheque en su bolsillo y la pasión por la velocidad en su mente.

Dempsey desde joven sentía pasión por la velocidad y la competencia, no en la forma de motor de carreras, pero en esquí. Antes de comenzar la actuación, su gran meta era clasificar para los Juegos Olímpicos como un esquiador alpino. Y él tenía una oportunidad ya que era talentoso para el deporte blanco. Sin embargo, Patrick terminó en Hollywood y el resto es historia.

Cuando era niño vivía en el estado de Maine con sus padres, Patrick amaba ver autos conduciendo por la autopista interestatal y estaba fascinado por los europeos exóticos. Un día vio un cartel de un Porsche 911 Turbo en casa de un amigo y ahí comenzó su admiración.

Años más tarde al mudarse a Santa Mónica vio un viejo auto deportivo a la venta, un Porsche 356 Convertible de 1963. Según el, sin pensarlo y de manera tonta gastó todo su dinero en el auto. Con el tiempo se enteraría que había hecho la mejor inversión de su vida.

Más de 30 años después, Dempsey tiene todavía su primer Porsche, Pero ya no es sólo un viejo auto deportivo, es un clásico preciado y valioso. Y ahora es más que un actor joven con una afición por los autos. Se convirtió en un conductor de alta competición en carreras de resitencia, y por supuesto conduce Porsches.

En el papel de Dr. McDreamy, como lo apodaban en la serie televisiva de Greys Anatomy tuvo un tremendo éxito internacional, pero su verdadera pasión siempre fueron las carreras de auto y su sueño Le Mans.

En el 2004, Dempsey se ubicó detrás del volante de un auto de carreras real por primera vez, en Panoz Racing Series. Poco a poco, se encontró cada vez más inmerso en las carreras. Eventualmente, logró alcanzar el éxito e incluso ha dicho que las carreras son tan importantes como actuar para él. Inicialmente, él condujo una amplia gama de autos diferentes. De un Mazda RX-8 en la Rolex Sports Car Series, a un Ferrari 430 GT2 preparado para carerras en Le Mans y un Aston Martin Vantage. Al final, Porsche lo atrajo de nuevo. Su propio equipo, Dempsey Proton Racing, comenzó con dos prototipos de la clase LMP en la American Le Mans Series en el 2012 donde salieron terceros, pero más tarde se trasladó a su querida marca, conduciendo un 911 GT3 RSR (generación 997). Con este auto, logró su mayor éxito en las carreras, terminando segundo en clase a las 24h de Le Mans el 2015 alcanzando el podio. Por último, no obstante, Dempsey decidió que necesitaba más tiempo para la actuación y su familia, después de una exitosa carrera que abarca más de una década y ahora permanece como dueño del equipo de carreras que compite en el FIA World Endurance Championship.

Dempsey mantiene una colección personal de autos deportivos y de carrera, en su casa multinivel en Malibú, con una profunda admiración por el diseño y lo clásico. La colección está integrada por un Jaguar E-Type Roadster de 1973, un Mercedes-Benz 280SE Convertible del ’69, un Mercedes-Benz SLS AMG, Maserati Gran Turismo, Ferrari Daytona, Panoz Esperante GT, Ford Mustang No. 156 Hyper Sport GT, Jaguar XK120 1954, Lotus Exige S y un Porsche 911 GT3 RS, entre otros.